En medio de este mar de horrores y de desdichas anoche tuve un sueño: Bebía con varios de ustedes un single malt de muy buen gusto, cuando, de repente, de la nada apareció José José. Tenía en su mano izquierda un vaso de veladora vacío; se acercó a donde los hielos, con su mano derecha colocó ceremoniosamente tres cubos en el vaso y, después, tomó la botella por el cogote y vertió una buena porción de whisky. Hecho esto, nos miró agradecido, sonrió, dio la vuelta y se marchó sin decir una sola palabra. ¡Ni una pinche canción se aventó!